La Oda como subgénero de la Lírica, exalta a través del canto, las virtudes de una determinada Forma de existencia, concreta o abstracta conocida por el hombre.

 

 

El destello de sus ojos, se ha apagado

y una fina lámina de perfume cubre

su rostro del mundo, mientras recuerda

se ve frente a la cornucopia que brilla

la alegría envuelta en un olor a eucalipto.

Su hogar entre la arboleda

se encuentra vacía, sin consorte ni vástagos

que la esperen

mientras la hiena

junto a la laguna calmada.

En un país lejano, cautiva y entre lamentos

del destino, rostros estoicos

cual deidades griegas rastros olvidados

al fin, en el umbral desplaza la falleba

para ver la ciudad desierta vacía desolada

como en el fin de los tiempos del antiguo Egipto

y como hoy...

 

Un bajel a lo lejos entre los grandes navíos desaparece,

ha zarpado a tempranas horas antes del alba,

con varios pescadores para iniciar la jornada.

En medio del mar, la tempestad se acerca,

las olas rastrillan espumas, los peces hacen el transbordo,

los cánticos de las sirenas han mutado en llanto.

El sol del mediodía ha lacerado sus ojos,

sólo claman el pronto regreso a casa,

la suave brisa golpea la popa, mas sus pálidos rostros

se iluminan al divisar a sus vástagos.

Las gaviotas graznan impávidas

al ver partir a una cóncava nave,

su destino es incierto, con el mal aguardando

en el vórtice del averno.

 

Kino Ben Al Kázar 

      El poema describe a una mujer cuencana que día a día teje sus recuerdos en el vaivén de sus dedos y que una vez culminado su trabajo se dispone a vender su historia investida en un sombrero de paja de gran valor y esencia aurática.

La tejedora  

  Ahí...en su lugar cotidiano

inclinada su frente

sus ojos ávidos

y sus dedos cual aspas del viento

se agitan a ritmo cadencioso

entre las pajas de la fresca toquilla.

Está Ella...

Mientras teje en un silente placer,

piensa en el pan que proporciona el hacer.

Tejedora sin igual,

tus sombreros hechos con fibras de delicado amor

cubren del candente sol

rostros pálidos y tiernos,

rostros de infantes

 semblantes lacerados

por el tiempo y por los años.

 

 

     El inicio es el punto

la convergencia nos lleva a las líneas

las líneas a la geometría

   estructuras, organismos, mecanismos

inician su control en el lugar de origen.

 

Distintos lares infernales, abismales

se disipan. un letargo, un sueño, me

despierto con la luz que ingresa por la ventana.